Río Negro: el Pueblo de El Bolsón se organiza asambleariamente para combatir el incendio y en defensa del bosque.

La inoperancia y desidia estatal para combatir el incendio desatado el 24 de enero al Norte de la ciudad y que pronto comenzó a devorar miles de hectáreas de bosque nativo, encendió todas las alarmas entre la población, que no dudó en autoconvocarse en la plaza y organizarse horizontalmente como “Vecines en Defensa del Bosque”.

Foto: Ana Collarte

La tibia reacción ante la magnitud del siniestro, evidenciada por el poco personal desplegado para evitar que se propaguen los focos (menor al centenar), dos avionetas más aptas para la fumigación que para la extinción de incendios (AT-802) y ninguna maquinaria pesada para ayudar con las tareas de cortafuegos, desató la indignación popular, el reclamo y una inédita organización popular. Llegó el 4 de febrero y con 11 días de bosque nativo en llamas, mientras las columnas de humo y anillos de fuego sobre el Cerro Piltriquitrón desmentían las versiones que aseguraban haber controlado el incendio, vecines de El Bolsón y otros pueblos de la Comarca Andina se congregaron por la mañana en la sede municipal exigiendo respuestas, pero sólo obtuvieron evasivas y promesas de pedido de ayuda a Nación.

En la desesperación, y no pudiendo quedarse de brazos cruzados, las vecinas y vecinos decidieron convocar a toda la población al día siguiente en la Plaza Pagano, la plaza de los artesanos.

El día 5 de febrero, en Plaza Pagano, luego de una nutrida asamblea, nacía “Vecines Autoconvocades de El Bolsón en Defensa del Bosque”, que sin demora formó comisiones de brigadistas, logística, donaciones, difusión y prensa, finanzas, viandas y salud. A sólo minutos de formada, la organización autogestiva lograba enviar a la segunda línea de combate contra el fuego, a más de 60 voluntaries, que en vehículos propios o de vecines partían cargando motosierras, palas, azadas y machetes.

La capacitación de los voluntarios cerca del fuego fue rápida y furiosa, cómo y dónde hacer cortafuegos, qué calzado no volver a usar, mantenerse juntos sin perder a nadie de vista, trabajar cooperativamente, asistir a bomberos y SPLIF (Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales) si así lo requerían, pero siempre asistiendo a los pobladores rurales y comunidades mapuche que comandaban las acciones en sus territorios.

Para el día 3 de la flamante organización, un acampe en la plaza se había instalado a manera de Base principal de operaciones, con sector de viandas, arreglo y confección de herramientas, ropa adecuada y calzados, mesa de donaciones, sector de curación y masajes, bebidas frías, combustibles y aceites, impulsado por el trabajo febril de cerca de 100 vecines en turnos rotativos, logrando enviar a cuatro destinos en la montaña a 120 brigadistas voluntarios por jornada. Dos destinos en la Rinconada Nahuel Pan y dos destinos en Cuesta del Ternero.

Personal del SPLIF y de otras instituciones de combate al fuego, pasaron de la incomodidad al asombro, cuando varias cuadrillas voluntarias llegaban, ya no sólo a hacer cortafuegos, sino a instalar en las laderas lo que denominaron “cadenas de motobombas”, una técnica diseñada con la creatividad que permite las construcciones populares, consistente en crear “ojos de agua” (pozos recubiertos con nylon negro) a manera de reservorios escalonados y ascendentes, que podían ser llenados con mangueras de riego y motobombas (bombas de succión) escalonadamente. Este sistema permite llevar agua a bastante altura para enfriar y apagar el fuego que permanece en las raíces hasta 1 metro promedio de profundidad.

En sólo dos días, la organización de vecines de la Plaza Pagano pasó de los porteadores de agua con mochila a multiplicar sus motobombas para el flamante sistema.

Foto: Ana Collarte

Superado y puesto en evidencia, el aparato político local movilizó a la policía para que bloqueara los accesos de los brigadistas voluntarios a los focos. Este accionar provocó incidentes menores en las barreras policiales, cuyo celo fue cediendo a medida que el fuego volvía a avanzar. Entre tanto, en la Plaza, nacía la comisión Evacuación, tanto para personas como para animales de granja.

Para el 9 de febrero, mismo día que visitó El Bolsón para pedir disculpas el número 2 del ministerio de ambiente de Nación, Sergio Federovisky, pudo presenciar en vivo y en directo cómo la base en Plaza Pagano equipaba a 170 combatientes del fuego, con sus respectivas viandas, agua y botiquines.

Luego, ante el reclamo de por qué el gobierno nacional se escondía detrás de discursos y planillas con supuesta ayuda enviada en lugar de enviar aviones hidrantes de mayor envergadura (como el anfibio CL-215 Scooper o el helicóptero S-64 AirCraine, con 5300 y 10000 litros de capacidad respectivamente frente a los 3000 del AT-802) se sintió ofendido y se retiró de la plaza al mejor estilo rabino Bergman pero sin disfraz.

Quienes llegaron en lugar de irse, fueron brigadistas autoconvocades de varios puntos del país que habían combatido el fuego en similares circunstancias de complicidad gubernamental, desde Córdoba, Rosario, Entre Ríos, acudieron al llamado de auxilio con sus experiencias y hasta sus equipos.

Radios comunitarias como FM Alas y FM La Negra, no sólo hacen coberturas especiales y radios abiertas desde la plaza, sino que parte del colectivo humano que les da vida, se suman a defenderla subiendo como voluntaries.

Las donaciones no cesan, pero especialmente dos fueron las que arrancaron lágrimas, la de la Comunidad mapuche Vuelta del Río, que sufrió este invierno pasado la tremenda nevada que sepultó casas y mató a casi todos sus animales. Y las de las Asambleas Rawson Playa, Madryn y Esquel, que en plena lucha contra la megaminería en Chubut, recorrieron cientos de kilómetros cargados de donaciones.

Ante la crítica, sobre si tapaba como parche un rol del Estado, la respuesta desde la Plaza Pagano fue contundente, por estos días el rol del Estado parece ser llenar de glifosato los suelos, de cianuro los ríos, de fuego los montes, bosques y humedales. Un Estado ecocida, al servicio de un capitalismo saqueador y criminal.

El colmo de la desvergüenza, lo protagonizó este último viernes 12/02 el intendente Pogliano, aún ligado al magnate Lewis quien lotea la pampa de Ludden y usurpa el lago Escondido.

No conforme con enviar la policía para desalojar la plaza y más tarde a una patota con el mismo fin, un rato más tarde, frente al pacífico reclamo de una cuadrilla de brigadistas que volvía de combatir el fuego por más de 10 horas y se lo encontró saliendo de una reunión con vecines en Cuesta del Ternero, fabuló que fue retenido contra su voluntad por gente armada con machetes, con la cara pintada y por qué no, “ya que estamos” mapuches.

¿Sabrá el intendente que cuando se lucha contra el fuego se tiznan con hollín la cara y el cuerpo? ¿Sabrá que sin machetes o motosierras no pueden hacerse cortafuegos? ¿Sabrá que los mapuches y los campesinos no evacuaron aún con heridas y quemaduras defendiendo el Bosque y sus animales? ¿Creerá que no tiene que rendir cuentas de por qué dejó quemarse Cuesta del Ternero, un lugar tan codiciado por intereses extractivistas? ¿Pretenderá que nadie le pregunte sobre por qué no hay agua potable en la mayoría de los barrios populares de Bolsón?

Lo cierto es que el Pueblo toma nota, y en El Bolsón volvió a escribir un nuevo capítulo emancipatorio, con un claro mensaje, “sólo el pueblo salvará al pueblo”

FUENTE: ANRed

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Por Juan Nieve.

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