Un alerta por el Río Paraná

El agua nos determina

UNO

El agua nos determina.

Los índices de ozono que se registran actualmente en nuestra estratosfera son mucho más altos que en años anteriores, un resultado directamente conectado a la falta de accionar por parte de los Estados contra el avance descontrolado de las multinacionales. A su vez, la deforestación sin programas de siembra incesante ayuda a que, por arriba y por abajo, sufra el planeta grandes centros de calor que provocan la baja de presión y son formadores de tornados

Nosotros, por vivir cerca de las latitudes del Amazonas gozamos, aún emitiendo gases de todo tipo, de una relativa buena salud que ahora comienza a verse amenazada. Y vemos que las meteorologías de esta enorme región modifican sus características hacia el extremo de lo irretornable.

DOS

Desde las selvas del Perú, donde los elevados picos de la cordillera comienzan a desaparecer, mares, selvas y ríos van haciendo un recorrido por el cual se moldea nuestro manto terrestre: todo este sistema se llama “bomba biótica”, donde la incesante evaporación hace que sobre las selvas el índice de precipitaciones sea casi constante. Este ciclo está siendo destruido por el agro, sus negocios y la perpetua deforestación.

Miles de especies van a desaparecer de forma muy veloz cuando esta falta evidente de agua en los ríos se precipite definitivamente. Será una catástrofe y como sea tendremos que cambiar nuestras costumbres para poder sobrevivir.

¿Hasta cuándo vamos a soportar esta estúpida entrega a cierta sensación de irreversibilidad? ¿Antes que las fantasías se conviertan en realidades y aparezcamos en el mismo infierno?

Parece que todo va camino a eso. Marx hablaba de cierto agotamiento del sistema para pasar a una manera distinta de relaciones de fuerza, pero seguro lo pensaba más cercano y no de forma tan nociva. Una vez más, la historia nos muestra que el nivel de tolerancia ante la injusticia puede llegar a lugares tan oscuros como la noche.

Se hacen convenciones, tratados y todas las formas en que las diplomacias pueden funcionar, pero no hay caso, todo se mantiene como un gigantesco simulacro el cual existe solo por una finísima costura de traiciones y arreglos de dinero, donde esas leyes que existen nunca pueden llegar a la realidad de cada zona.

TRES

La semana pasada llegó a Buenos Aires una caravana de kayaks que reclama por la Ley de Humedales. La Multisectorial Humedales arribó al Dique Luján. El miércoles marcharon desde Plaza de Mayo hacia Congreso para exigir el tratamiento del proyecto de ley.

Esta caravana se fue uniendo por tramos. Existe una Ley de humedales que, por ahora, permanece encajonada, como tantas otras leyes. ¿Tan fuertes son los objetivos de ciertos holdings inmobiliarios, que arrasan con la biodiversidad para convertir los humedales en countries o en suelos de cría o en extensiones enormes para sembrar soja. Estamos cambiando el orden de las estaciones por todo esto.

De alguna manera el Congreso y sus benefactores tienen que comenzar a tomar partido en el asunto porque esto, que pertenecía a la futurología, comienza a plasmarse en la realidad.

¿Acaso queremos convertir nuestro país en un gran set cinematográfico donde se puedan rodar películas como Mad Max? Decía el Indio Solari: “el futuro llegó, hace rato, todo un palo, ya lo ves”.

Los referentes de la Multisectorial precisaron que durante 2020 “se quemaron más de 400 mil hectáreas” y en lo que va de 2021 “continúa ese ritmo”. Estamos sobrepasando todos los límites geo-físicos del planeta y ya, ahora, nos encontramos inmersos en un colapso ecológico que nunca se había visto por estas latitudes.

CUATRO

Gran cantidad del agua que alimenta a nuestros ríos, como el Paraná, se forman en el pantanal, un lugar con muchas precipitaciones. Pero también este lugar está bajando de forma alarmante las precipitaciones; por la tala indiscriminada, por las consecuencias de capa de ozono y por los continuos incendios provocados para construir paradisíacos lugares en medio de la naturaleza, alterando todo el sistema biológico que viene funcionando desde hace unos cuantos milenios.

El río Uruguay tiene otra fuente de alimentación distinta que se genera en las sierras del este del Brasil donde, por su arquitectura de presiones, precipita de manera constante.

Otro gran problema a todo esto es el acuífero Guaraní que es compartido por las fronteras de tres países; Argentina, Brasil y Paraguay. Este acuífero es capaz de dar agua potable a todo el mundo durante doscientos años. Esta misma razón hizo, que, desde hace ya unos años tropas estadounidenses comiencen a entrenar ahí mismo, con un método habitual que poseen para plantar bandera. Ahora, luego de cuatro años de la catástrofe macrista, el problema es aún mucho peor. Macri entregó, por no sabemos cuántos miles, casi toda la parte argentina del acuífero a los Estados Unidos.

Por todo esto y más, cuando hablamos de la bajante del Paraná tenemos que pensar que si no actuamos de manera precoz, esta situación de una bajante que se desconocía desde hace unos 77 años, será irreversible.

CINCO

Es verdad, esta maquinaria de la destrucción va de la mano de las políticas neoliberales. Nosotros, desde ese plan Cóndor que hizo desaparecer a más de 30.000 compañeros; otros países, con otras estrategias que surgieron del Pentágono. Este sistema de acumulación y venta y ofertas y demandas tiene que detenerse.

El capitalismo tiene que morir y quedar al descubierto con la forma pegajosa y molesta de la garúa, que se instala caprichosa en el barro. Esta meteorología está cada vez más húmeda y tropical. Todavía tardan en llegar los rastros de hojas secas en las calles. El calor del verano pasa y ahora se vive un trópico acuoso y tibio que deja el verde bajo los grises cielos de un clima extraño.

Mientras veo caer las gotas sobre la pared negra y mohosa del pasillo, pienso que el agua, merecida o no, no limpia ningún alma. No deja caer ningún maquillaje, pero sí le exige al tiempo otro ritmo, otra forma de proceder.

Pienso la lluvia prolongada como un reto al movimiento natural de las cosas, un obstáculo incómodo y respetable. Agua bendita que pinta y descubre los surcos invisibles que dejaron las huellas de los días. Esos invisibles días hechos a la vez de ciénagas y caños que envenenaron los ríos. Los surcos secretos donde se cometió un crimen que tuvo un plan y una organización que derivó en un hábito. En esa repetición aparece lo anormal, el síntoma claro de los pequeños y grandes crímenes cotidianos, la punta de otro ovillo más, hasta que los surcos descubiertos por el agua se vuelven secos y el verde aparece con pequeños brotes insuficientes para tapar algo tan infame.

Pero el tiempo ayuda cómplice, el hábito apacigua las miradas, y los silencios volvieron a dejar que esta juerga esotérica se perpetúe, insolente y cínica, en el espacio simbólico de una República tan democráticamente extraña como los ciclos meteorológicos que descubren nuevos surcos hasta ahora invisibles por la regularidad del camino del agua.

Los invito a pensar las múltiples maneras de esta lucha que recién empieza, de intentar, cada uno en su sitio, mejorar las cosas. Solo quedan un par de opciones: podemos tener las fuerzas como para modificar lo inmodificable o decidir extinguirnos.

FUENTE: RUDA

Por Pablo Pagés.

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