La oposición le marca la cancha a Posse en el arranque del año político en San Isidro

haciéndole pesar en una sesión extraordinaria celebrada la semana pasada en el Concejo Deliberante (HCD), su mayoría al momento de definir las votaciones.

Una serie de proyectos, entre los que estaba un pedido de informes por la discontinuidad del programa de talleres extraprogramáticos que el municipio financia en escuelas provinciales, y una expresión de rechazo al llamado a licitación de un nuevo contrato en la recolección de residuos, fueron los que sirvieron a los bloques del Frente de Todos (FDT) y de Convocación Cívica (CC) para mostrar poder de fuego político, días antes del comienzo del período ordinario en el legislativo local.

Gustavo Posse no cuenta con mayoría propia en el Concejo Deliberante. Junto al PRO, el interbloque oficialista suma 11 concejales, mientras que los bloques opositores juntos cuentan 13 (7 CC y 6 FDT). Pero esta carencia de mayorías en el oficialismo sanisidrense no es novedad, sino algo que se materializó en el 2017 con la ruptura entre el intendente y el entonces presidente del HCD, Carlos Castellano.

A pesar de esa falta de mayoría, el oficialismo ha logrado desde entonces obtener los votos en todos los proyectos que fueron relevantes para el ejecutivo, encontrando acuerdos con los distintos espacios del peronismo: el Frente Renovador y el PJ con más frecuencia, pero también con el kirchnerismo en Unidad Ciudadana.

¿Cuál es la novedad entonces? El cambio de mapa político a nivel provincial y nacional que condicionará las definiciones en el legislativo local.

El peronismo, que fue en el último tiempo el articulador de los acuerdos para que el oficialismo logre mayorías en los proyectos sensibles, es hoy gobierno en Nación y Provincia, y eso supone una posición de fuerza mayor, que también pesa en las disputas locales.

Pero a su vez, los referentes locales del peronismo deberán hoy ser articuladores de acuerdos necesarios en sus gobiernos, especialmente en la Provincia, donde es Kicillof quin no cuenta con mayorías en la legislatura.

Y justamente el intendente de San Isidro es un hombre de peso en el radicalismo bonaerense, con fuertes aspiraciones de presidir el partido centenario en la provincia. Con un Salvador golpeado por la derrota de Vidal, y un Alfonsín embajador de Alberto Fernández en España, la ascendencia de Posse sobre el radicalismo bonaerense ha ganado espacio.

A la vez, otra sanisidrense, la peronista Teresa García, crítica de Posse, es hoy la ministra de Gobierno de Kicillof, y tiene en sus manos la responsabilidad de sumar voluntades de intendentes en favor de gobierno provincial. A la conducción de García responden directamente al menos 4 de los 6 concejales del FDT sanisidrense.

La relación Posse-García, la tensión del peronismo que ha construido identidad a nivel local en oposición a Posse, y a la vez, gobierna una provincia que necesita de los votos radicales en la legislatura, será el péndulo que marque el ritmo del nuevo ciclo político en San Isidro.

FUENTE: Que Pasa Web