El grupo demócrata encabezado por la diputada Alexandria Ocasio-Cortez le pide al fiscal general Merrick B. Garland que ponga fin al proceso de extradición.
Decenas de legisladores estadounidenses, australianos y británicos pidieron al fiscal general de Estados Unidos, Merrick B. Garland, que ponga fin al proceso de extradición contra el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, al cumplirse este martes el cuarto aniversario de su encarcelamiento en el Reino Unido. El grupo de siete diputadas y diputados demócratas estuvo encabezado por Alexandria Ocasio-Cortez, Cori Bush y Ayanna Pressley.
Pendiente de que se resuelva el proceso por el que enfrenta 18 delitos de espionaje e intrusión informática, Assange está detenido desde el 11 de abril de 2019 en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh, al sudeste de Londres, desde que Ecuador le retiró el asilo político y lo expulsó de su embajada en la capital británica.
“Que Assange vuelva a casa”
“Los grupos de libertad de prensa, libertad civil y derechos humanos han sido enfáticos en que los cargos contra Assange representan una amenaza grave y sin precedentes para la actividad periodística cotidiana protegida constitucionalmente, y que una condena representaría un revés histórico para la Primera Enmienda”. sostuvieron en la misiva.
Del mismo modo, en una carta firmada por 48 legisladores de Australia, tanto del oficialismo como de la oposición, insistieron en que el fiscal general abandone la extradición y permita que el periodista australiano “vuelva a casa”. Recordaron que Assange, de 51 años, publicó “información con evidencias” sobre “crímenes contra la humanidad, corrupción y abusos a los derechos humanos” perpetrados por Estados Unidos en Irak y Afganistán.
Los parlamentarios australianos apuntaron que Assange “ha estado realmente encarcelado durante bastante más de una década” y sugirieron que se le de un trato similar al de la exanalista de inteligencia del Ejército estadounidense Chelsea Manning, quien “filtró información clasificada” a WikiLeaks, y fue liberada cuando se le conmutó su sentencia a 35 años de cárcel en 2017.
“Si se aprueba la solicitud de extradición (de Assange), los australianos serán testigos de la deportación de uno de nuestros ciudadanos de un socio del AUKUS a otro, nuestro aliado estratégico más cercano”, remarca la carta en alusión al reciente pacto de seguridad que une a Washington, Camberra y Londres.
En paralelo, más de una treintena de legisladores británicos recordaron que los 18 cargos que pesan sobre Assange, con una pena de hasta 175 años de prisión, tendrían un “escalofriante impacto” en el ejercicio del periodismo. “También socavaría la reputación de Estados Unidos respecto a la libertad de expresión y el Estado de derecho”, alertaron los parlamentarios británicos.
El parlamentario laborista Richard Burgon, uno de los firmantes de la carta, dijo que los demás participantes de la iniciativa estaban cada vez más alarmados por la posible extradición de Assange a Estados Unidos. “Cualquier extradición supondría, de hecho, someter a juicio la libertad de prensa. Sentaría un precedente peligroso para periodistas y editores de todo el mundo”, aseguró Burgon.
El padre de Assange, John Shipton, dijo que su hijo había estado viviendo bajo “un manto de vergüenza y desgracia”. Shipton dijo que la decisión del nuevo alto comisionado australiano para el Reino Unido, Stephen Smith, de visitar la cárcel de Belmarsh la semana pasada marcó “el principio del fin de este severo y sombrío silencio sobre la verdad y la destrucción de Julian Assange”.
A la espera del proceso de extradición
El periodista australiano está pendiente de conocer en cualquier momento la decisión del Tribunal Superior de Londres, que definirá si puede recurrir la decisión de junio de 2022 del ministerio británico del Interior de autorizar su entrega a Washington. “Si no se admite el recurso, habrá diferentes opciones (legales) dependiendo de por qué se ha denegado. Pero existe la posibilidad real de que Julian sea extraditado a EE.UU. en cuestión de semanas, donde afronta una pena de hasta 175 años de cárcel”, dijo la semana pasada su esposa, Stella Moris.
El periodista australiano fundó el sitio web WikiLeaks en 2006, desde el que publicó en 2010 información confidencial filtrada de gobiernos y empresas, incluidos cables diplomáticos y documentos militares estadounidenses, sobre actividades especialmente en Irak y Afganistán, que dieron lugar a la publicación de una serie de artículos por cinco grandes diarios.
En 2012 Assange, que en ese momento estaba bajo arresto domiciliario en el Reino Unido, se refugió en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia, donde enfrentaba acusaciones de violación que ya prescribieron. El 11 de abril de 2019, Ecuador le retiró el asilo y la policía británica lo detuvo dentro de la embajada por haber violado su arresto domiciliario en 2012 mientras se tramitaba su posible extradición a Suecia.
En septiembre de 2021, una investigación del portal digital Yahoo News reveló que la CIA estadounidense planeó secuestrar a Assange en la embajada de Ecuador en Londres en 2017, e incluso asesinarlo. Según el informe, que citaba como fuente a exfuncionarios de los servicios de espionaje estadounidenses, el tema fue discutido a los más altos niveles de la CIA y del gobierno del presidente Donald Trump, llegando al punto de pensar en distintas variantes para ejecutar la operación. Los planes incluían un espionaje intenso de los miembros de WikiLeaks, tratar de sembrar discordia entre ellos y robar sus equipos electrónicos.
Actualmente Assange se encuentra en la prisión de Belmarsh en Londres, utilizada normalmente para alojar terroristas y miembros del crimen organizado. “En términos de su estado físico, te puedes imaginar: es una prisión de alta seguridad, está encerrado veinte horas o más al día, cada día que pasa su estado se deteriora”, lamentó Stella Moris en diálogo con la agencia EFE.
La esposa de Assange, que tiene doble nacionalidad sueca y española, explicó que el periodista australiano se recuperó de un pequeño derrame cerebral que tuvo a fines de 2021 pero su estado de salud es frágil, a lo que se suma una depresión. “Está tomando medicación pero es algo que nos preocupa, que vuelva a pasar y que sea más grave”, afirmó Moris.
FUENTE: Página 12