
El Rulo, el músico, los abogados, algún prefecto y el que desde San Isidro tiró las cartas. Ahora son los nuevos Isleños que salvaran nuestros humedales. El mundo del revés pone a los usurpadores de islas en víctimas y un nuevo ambientalismo, que va de la casona en la barranca, a la casita sustentable.
En el humedal naciente levantan su voz reclamando derechos y respeto a la propiedad privada (..De papeles).
Pisar la isla no te transforma en isleño, muchos aún viviendo allí aprendimos tarde que el humedal es frágil, y hay modos y prácticas de vida que debemos desechar si lo habitamos. Por otra parte aunque parezca egoísta y excluyente ya su población no puede crecer más sin generar daños ambientales irreparables.
;La pandemia aceleró la invasión, ya los manglares de Miami son momentáneamente inviables, esto aumentó el negocio inmobiliario ilegal y con poca plata se puede adquirir un lotecito con vista al arroyo.
Por otra parte los nuevos “vecinos” se aprendieron una palabra, “sustentable” , e hicieron muelles de madera (sustentables), casas en palafito (sustentables) y claro, la tecnología no tardará en llegar. Paneles solares y otras cositas (sustentables) que de a poco nos harán vivir como en casa..Viste .
Lo que no aprendieron es que la formación de islas nuevas es un fenómeno complejo que se da en una ecuación de sucesos encadenados; pero claro, ellos puede acelerar ese proceso con una excavadora (sustentable).
Tanto el Delta superior, como el medio e inferior, están bajo una presión constante de antropizacion, arriba los productores, los grandes desarrolladores en el medio y ahora un nuevo flagelo llega para el borde inmaduro del Delta inferior. Un negocio de poco efectivo, treinta lucas un lote , una ganga, pero si este negocio no se detiene se expandirá y devorará ese gran pulmón de oxígeno que compensa la brutal liberación de carbono que produce nuestra urbanidad.
Es importante que junto a la acción de la autoridad de aplicación del plan de manejo del delta, se sume la justicia y dé punto final a este conflicto que está claramente limitado entre un grupo de prepotentes que aún no tomó nota del cambio climático y la naturaleza.
También es fundamental que cada ecologista y ambientalista esté de pie resistiendo, hoy allí hace falta ponerle el cuerpo.
FUENTE: Periodismo Ecológico