Comprometidos con el medio ambiente, el mayor desafío de AySA es mejorar continuamente su desempeño ambiental al mismo tiempo que avanza para lograr la universalización de los servicios en el área de concesión. Es por este motivo, y aprovechando una nueva fecha que nos convoca a reflexionar sobre las consecuencias del calentamiento global, que AySA comenzó a medir su huella de carbono y se encuentra desarrollando acciones para reducirla y disminuir el impacto ambiental.
Actualmente, la empresa cuenta con más de 24.000 km de redes de agua y 17.000 km de cloacas y brinda estos servicios esenciales a más de 11 millones de habitantes de la Ciudad de Buenos Aires y 26 partidos del conurbano bonaerense. Además, continúa trabajando con el foco puesto en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2030 número 6 propuesto por la ONU, con el fin de alcanzar la universalización del acceso al agua potable y las cloacas.
El consumo de energía es uno de los principales contribuyentes a las emisiones de GEI´s (gases de efecto invernadero), pero a su vez, es uno de los principales insumos a los que recurre AySA para poder prestar sus servicios de agua potable y saneamiento. Por este motivo, desde septiembre de 2019, la empresa está implementando un programa para aumentar el abastecimiento de fuentes de energías renovables en plantas depuradoras y potabilizadoras, como así también en el sistema de distribución de agua potable, a partir de incorporar paneles fotovoltaicos.
La reducción de las pérdidas físicas de agua es otra de las acciones más relevantes para minimizar la huella de carbono del proceso y mitigar los efectos del cambio climático. El agua potabilizada que se pierde en el sistema de distribución representa energía consumida sin lograr el objetivo de que llegue el agua a las usuarias y usuarios, con el consecuente impacto en GEI.
Asimismo, de manera continua, la empresa lleva adelante programas de gestión de redes, y planes de mejora y mantenimiento que permiten minimizar las pérdidas físicas. Se estima que los planes de renovación elaborados para reducir estas pérdidas permitirían ahorros en emisiones de CO2 eq per cápita del orden del 25%.
El Día de la Tierra fue proclamado el 22 de abril por las Naciones Unidas en 2009, con el objetivo de concienciar a la humanidad sobre los problemas generados por la superpoblación, la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales.
FUENTE: FRENTE RENOVADOR