No somos peligrosos, estamos en peligro: el problema de encarcelar antes que cuidar.

Por Gabriela Tozoroni

No sólo les niega la asistencia alimentaria para los sectores populares y con la situación socio económica y el desmantelamiento del Estado Nacional, se agudiza la pobreza infantil llegando casi al 70%. Más de un millón de niñas, niños y adolescentes hoy no cenan y ni hablar de tener garantizada una nutrición digna para su crecimiento. Ajustes de hoy que profundizarán las brechas de desigualdad del mañana.

Sumado a ello, antes que fortalecer un Estado Social, el gobierno nacional pregona un Estado Penal. La propuesta elevada al Congreso Nacional para discutir una reforma del sistema penal juvenil que no negamos sea necesaria; comienza proponiendo encerrar a adolescentes desde sus 13 años e incrementar penas de hasta 20 años, aún cuando hayan infringido
una norma social.

Desde distintos sectores en su mayoría alejados de la cotidianidad de nuestros pibes y pibas y peor aún, sin escuchar sus voces; promueven bajar la edad de punibilidad a los 13 años, lejos de hacer una sociedad más habitable y cuidadosa. Socavando los principios de igualdad, que hicieron grande a la Nación Argentina, estamos retrocediendo años de avance en el desarrollo de los derechos humanos y en la construcción de acuerdos internacionales respecto del cuidado de las niñeces y adolescencias.

Hoy más que nunca, debemos escuchar y habilitar la voz de nuestros pibes y pibas. Claramente quedarnos en el conservadurismo de decretos ley como el 22278 que hoy rige (desde la última dictadura cívico militar) en materia penal juvenil; no sirve. Tal vez encontremos que en vez de destruir el Estado por dentro, necesitamos una verdadera reforma institucional, para que los organismos de protección de las niñeces dejen de ser las estructuras más desfinanciadas del presupuesto nacional y pasen a ser prioridad en la agenda de la política pública.

Para garantizarles un presente digno y un futuro esperanzador a nuestras hijas e hijos y a nuestros pibes en general, no podemos permitir que la herramienta estatal y legislativa proyecte encarcelar a cada vez más temprana edad. No hay argumentos sólidos ni estadística alguna que justifique la edad de punibilidad en 13 años. Si es real que hay algunos adolescentes que transgreden seriamente la ley penal pero nunca en soledad. Siempre hay una red criminal o un Estado que está ausente y fracaso en sus políticas.

Para nuestras pibas y pibes siempre el lema tiene que ser más educación y menos cárceles. Más derechos y menos balas.


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