Daniel Yofra: «Los que le están haciendo el juego a la derecha son los que nos gobiernan»

El dirigente asegura que la presidencia de Alberto Fernández es «una frustración». Ante las elecciones de 2023, prefiere a Axel Kicillof ante Massa. «Elijo contra quien pelear», asegura.

Daniel Yofra conduce la Federación Aceitera (oficialmente Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines) que en 2014, mediante una huelga de casi dos meses, logró imponer un salario mínimo igual a la canasta familiar. Desde entonces pudieron sostener ese criterio y, por eso, a partir de enero un peón (la categoría inicial del convenio) percibirá un básico de $ 319 mil.

–Acaban de firmar la paritaria 2023. ¿Cómo les fue?

-Cerramos 2022 con un acumulado del 102%. A partir de enero habrá un incremento del 41% con revisión en julio. Además, un bono de
$ 210 mil.

-¿En una sola cuota?

-Sí. Pero lo más importante es que el básico del peón llega a $ 319 mil, que será el verdadero salario mínimo vital y móvil en función del artículo 14 bis de la Constitución y el 116 de la ley de Contratos de Trabajo.

-¿Por qué no fue necesario un conflicto?

-Porque ya veníamos de un conflicto de 21 días en 2020. Cuando hay conflicto es por decisión política de las empresas. También ayudó el diferencial que le dieron a las empresas con el dólar soja. Fue fundamental la negociación conjunta con los compañeros de San Lorenzo que están fuera de la Federación.

-¿La mejora salarial en la última década tiene que ver con la rentabilidad del sector o con un sindicato que decidió salir a la lucha?

-La rentabilidad la tuvieron siempre. Desde 2004 empezamos a negociar el salario conceptualmente de otra manera. No partiendo de lo que dice el mercado sino de las necesidades de los trabajadores. Ahí la cosa cambió. Desde 2010, si bien en dólares ganábamos un poco más, siempre mantuvimos el poder adquisitivo. El Indec mide las nueve necesidades que establece la ley pero ya no las agrupa en una canasta. Nosotros sólo sumamos esas nueve necesidades y, para el mes de enero, nos da $ 320 mil. Eso vale para cualquier trabajador, no solo para los aceiteros.

-¿Cuál es la situación en Vicentin?

-Es bastante incierta. Estamos esperando la decisión del gobierno. Detrás de la danza de especulaciones sobre las inversiones y quién la compra, si se extranjeriza o no, está la preocupación de los trabajadores por la continuidad laboral. Hubiese sido importante que el gobierno intervenga la empresa. Le conviene estar en un sector tan importante y muy oscuro donde hay mucha triangulación y evasión.

-El gobierno presentó una expropiación de Vicentin y luego reculó. ¿Eso tuvo consecuencias?

-Toda decisión que toma un gobierno en forma tibia representa un problema para otras que vaya a tomar. Tomaron fuerza los organizadores de manifestaciones contra el interés general detrás de la defensa de una empresa estafadora. El gobierno debería informar la verdad de lo que está pasando.

-¿El gobierno resultó una frustración?

-Sí, totalmente. Dijeron que iban a investigar la deuda y no la investigaron y la pagaron. No soy economista pero soy un negociador de muchos años y sé cuando el que está frente mío tiene una debilidad. La mayoría de los gobiernos negociaron en crisis y rebajaron sus deudas. Acá se negoció después de la crisis sanitaria y se la dieron por la cabeza. Encima, no investigaron nada. El resultado es que tenemos un 42% de pobres. Cuando hacés una huelga, a veces, te dicen que le hacés el caldo a la derecha. Pero el juego a la derecha se lo están haciendo los que nos gobiernan. Salvo en algunos gremios que salieron a pelear, el resto está muy mal. Ni hablar de los trabajadores informales.

-¿Qué responsabilidad tiene la política de la CGT?

-La política de la CGT es nula. No entienden lo que les pasa a los trabajadores. Son los mayores responsables, pero todos los dirigentes somos responsables. No le puedo seguir echando la culpa a la CGT porque hace mucho que no hace nada. Los sindicatos tenemos que despertar y empezar a pelear sin esperar a la CGT. Si hubiera más gremios como Camioneros, el Smata, Bancarios o el Sutna, a la CGT no le quedaría otra opción que dar un paso al costado o salir a pelear. Habiendo salarios de $ 80 mil, lo que firma la CGT pasa desapercibido.

-¿Está agotado el triunvirato?

-Esa conducción está agotada desde el principio. Un triunvirato lo único que hace es dividir la fuerza.

-La CGT siempre dice que no le haría un paro a un gobierno peronista…

-Sí, pero tampoco le hizo a Macri, salvo cuando no le quedaba otra porque la gente se movilizaba contra las reformas previsional y laboral. Tampoco lo hicieron cuando atentaron contra Cristina. No se puede esperar nada de la CGT.

-Aceiteros apoyó al SUTNA junto con otros gremios en el principal conflicto de 2022. ¿Que vieron en esa huelga?

-Vimos una lucha y que da resultados. Los gremios privados no tienen buenos salarios porque no luchan. El SUTNA demostró que, a la hora de negociar, sus dirigentes lo hacen con paciencia pero cuando hay que luchar, luchan. Ese es el camino.

-Fuiste de los pocos dirigentes que, contradiciendo al gobierno, advirtió que habría ajuste por el acuerdo con el FMI. ¿Qué decís ahora?

-Está a la vista en la cantidad de pobres. Bajar el gasto público implica un ajuste. Tener a los maestros debajo de la línea de pobreza es un ajuste. ¿Qué sería que no haya ajuste?

-¿Es necesaria una reforma agraria o medidas como la nacionalización del comercio exterior?

-El gobierno debería profundizar el control. En el menemismo se privatizaron los controles y los grandes pooles son los que manejan esas herramientas. ¡Aceitera General Deheza tiene su propia aduana! El gobierno debería tener un sistema de control más aceitado y que eso permita que se industrialice más la materia prima para generar trabajo. Para distribuir la riqueza, el punto de partida es el aumento de los salarios pero el segundo punto es industrializar la materia prima. Los controles sirven para impedir la evasión, pero cambiar la política cuando el que tiene que cambiarla tiene un interés económico, es imposible.

-¿La prioridad hacia las elecciones es que no vuelva la derecha o construir una alternativa?

-No hay que votar a Juntos por el Cambio porque se manifiesta abiertamente contra los trabajadores y los sindicatos. Estoy más convencido en empoderar al movimiento obrero para no necesitar de ningún partido político y ningún mesías. Todos los mesías nos fallaron. No hay que casarse con cualquiera pero jamás votaría a alguien que me desprecia abiertamente.

-La alternativa en el peronismo parece ser Sergio Massa.

–Me gustaría que el candidato sea (Axel) Kicillof, pero nadie ha demostrado nada. Entre Macri y Massa prefiero a Massa porque elijo contra quien pelear. «

FUENTE: Tiempo Argentino

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