Coordinador de la campaña de educación para adultos durante el gobierno de Héctor J. Cámpora, cayó preso el 24 de marzo de 1976. Quedó sordo por las torturas que sufrió en una comisaría de Neuquén. Se exilió en Roma. Volvió y viajó a Huncal, en la Patagonia, como alfabetizador de una comunidad mapuche, donde siempre destacó Con los mapuches aprendí más de lo que enseñé»
Entrevistado por Tiempo Argentino, Nano explicó que las comunidades mapuche «tienen la mala suerte de llevar una relación muy particular con el territorio, que no es de mercancía. En ese territorio que defienden, y que no van a entregar así como así, aparecen las multinacionales, las petroleras y todo ese desarrollo que nos promete que si saqueamos la tierra, vamos a vivir mejor.
¡Si saqueamos la tierra, no vamos a vivir! Esa es la gran respuesta que dan ellos y que yo comparto».
«Nano es el protagonista de nuestra película pero además y sobre todo un compañero imprescindible de las luchas por la emancipación en nuestro continente. Discípulo de Paulo Freire, coordinó en 1973 la Campaña para la Reactivación Educativa del Adulto para la Reconstrucción, CREAR en Neuquén» publicó el cineasta Juan Mascaró, director de “Maestro, Nano Balbo y la Educación Popular”
«Fue un detenido desaparecido de la última dictadura. Torturado salvajemente, lo que le ocasionó entre otras dolencias, su sordera. Se exilió gracias a la ayuda del Obispo De Nevares. Fue testigo fundamental para la condena de los siniestros responsables de las violaciones de los DDHH, en el llamado caso “La Escuelita” en Neuquén.
A su regreso del exilio se radicó en Huncal en donde fue maestro alfabetizador en una comunidad mapuche. Años después fue Secretario General de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN) y dirigente de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) de Neuquén»
La tristeza es enorme, más allá de su avanzada edad y de una existencia vivida con plenitud, hay una sensación de injusticia en que estos compañerxs nos dejen… una generación tan fundamental»
FUENTE: ANRed