En una semana en la que se conmemora una gesta patria que contó con la participación de indígenas, la radio intercultural FM Pocahullo se pregunta: ¿cómo se construyó la mala imagen mapuche en los medios? Un texto que invita a romper el estigma.
Somos FM Pocahullo, estamos en San Martín de los Andes, en la provincia de Neuquén; desde casi siempre (tuvimos que aprenderlo) entendimos que estamos en el Puel Mapu (territorio del Este), como le llaman los peñi (hermanos) a esta parte del Wallmapu (todo el territorio).
La Defensoría del Público nos convocó a que compartamos algunas visiones sobre cómo se generaliza en los medios de comunicación la idea de que los mapuche son malos, proceso más conocido como estigmatización.
Partamos de la base de que los mapuche, antes que nada, son humanos y, como en todo grupo humano, hay de toda clase, pero a nosotros no nos plantearon que analicemos qué tipos de mapuche hay, sino tratar de entender por qué desde los medios de comunicación masivos (Clarín, Canal 13, América, TELEFE, La Nación, TN y demás) están mal vistos, rozando la delincuencia, la violencia y la usurpación.
La cultura del pueblo mapuche fue arrasada y aniquilada (violentamente) por parte del Estado allá por 1880. En la década de los 90, ciento y algo de años después, el pueblo mapuche volvió a conformarse en comunidades y, dentro de esas comunidades, se generaron distintas organizaciones de base que rescatan la cultura, sus formas de organización, sus ceremonias, su forma de atender la salud, su forma de educarse y de comunicarse. Desde entonces, el pueblo mapuche es perseguido.
Para lograr en la población general un consenso acerca de esa persecución, primero hubo que declararlo enemigo. Esa es la propuesta del Estado, de ambos Estados, el chileno y el argentino, en relación al pueblo mapuche. ¿Por qué mencionamos a ambos Estados? Porque el pueblo mapuche es preexistente a los Estados, es un pueblo que se movía de ambos lados de la cordillera sin un límite geopolítico demarcado, como son las fronteras.
Los Estados se dan cuenta, en la década del 90, de que el pueblo mapuche se reorganizaba y comenzaba con procesos de autonomía y autodeterminación (léase salud, educación, comunicación) y, como reacción, lo instalan en los medios masivos de comunicación como enemigo.
Cuando el pueblo mapuche realizó encuentros donde se rescata su cultura, espiritualidad y forma de organización, como aquel en el que participamos con la radio allá por el año 2007, se trazó un paralelismo absurdo en la tapa del diario La Mañana de Neuquén como si se tratara de un nuevo levantamiento armado similar al de Chiapas (México), con una larguísima nota en el interior del diario tratando de ligar una cosa con la otra.
Nosotros, como medio comunitario e intercultural, no hicimos más que cruzar del otro lado de la cordillera a registrar un acontecimiento histórico. Se celebraban los 100 años de la realización de uno de los últimos grandes parlamentos mapuche de Gulu Mapu (territorio del Oeste, hoy más conocido como Chile), en el cual participaba una cantidad importantísima de Lonko (autoridad) y sus comunidades, llegadas desde la región de Panguipulli y alrededores.
Un año después, en 2008, asesinaban a un joven weichafe (guerrero) por reafirmar su territorio, Matías Catrileo. El segundo de una lista que comienza con Alex Lemun y sigue registrando víctimas hasta estos días, con femicidios públicos por parte de hidroeléctricas como el de Macarena Valdés.
De este lado de la cordillera, el Puel Mapu (territorio del Este), esos asesinatos se veían desde los medios comunitarios como una ola que comenzaba a crecer, donde se imponía la utilización de las fuerzas represivas del Estado como la mano de obra verduga de terratenientes (Benetton, Lewis, Roemmers, solo por citar algunos). Desde los medios de desinformación masiva, la acción se explica como “jóvenes encapuchados usurpando tierras”. ¿No será que solo querían volver al territorio que les fue quitado y donde fueron asesinados sus abuelos?
Un rol importante en esta instalación a través de los medios masivos de que los mapuche son malos la tiene el Poder Judicial, que genera todas las condiciones para actuar a favor del poderoso, que además es el que se quedó con las tierras y que pone a las fuerzas de seguridad a operar a su favor.
Así, llegamos a la Comunidad en Resistencia Cushamen, así llegamos al Lonko Facundo Jones Huala detenido en Chile sufriendo injustamente una extradición y una condena a prisión larguísima, así llegamos a la orden del juez Guido Otranto para despejar la ruta 40 en Cushamen y la desaparición de Santiago Maldonado por parte de Gendarmería, del gobierno de Macri y de su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Y así de perverso es todo que, después de estar desaparecido 78 días Santiago Maldonado y después de todas las barbaridades que se dijeron en los medios masivos sobre él, su familia y los mapuche, el día que se lo sepultaba, asesinaban en la Comunidad Mapuche Lafken Winkul Mapu a Rafael Nahuel. Otro joven mapuche que se crió en el Alto de Bariloche (“donde viven los pobres”, como dicen los grandes medios y los grandes ricos) y que trataba de reencontrarse con sus orígenes formando una comunidad en tierras que hoy son solo codiciadas para hacer negocios inmobiliarios en la zona de Lago Mascardi.
Para cerrar este texto que solo intenta ayudar a pensar, reflexionar sobre si realmente los mapuche son mala gente o eso es solo una instalación de los medios que se consumen a diario masivamente, queremos contarles un hecho que pasó hace muy poco y liga las dos cosas, el Poder Judicial y los medios masivos.
Fuimos como radio hasta Villa La Angostura donde la Comunidad Mapuche Paicil Antreao tiene un litigio territorial histórico con la Municipalidad, el trámite era sencillo y básicamente administrativo, era una inspección ocular sobre el territorio en disputa, con el Poder Judicial de por medio para recorrer la zona. La hora citada para ambas partes era por la mañana, se juntaron las autoridades de la comunidad, los pobladores, mujeres, niñes y personas que acompañaban a la comunidad mapuche en su justo reclamo, se hizo el mediodía y nadie aparecía por parte ni del Poder Judicial ni de la Municipalidad. Después de pasado el mediodía, llegó la notificación:
“Que nuestra representada ha tomado conocimiento –a través de la difusión de diversas versiones periodísticas que han circulado en medios locales durante los últimos días- acerca de la posibilidad de actos de resistencia y de disturbios al momento de la celebración de la inspección “in situ” dispuesta por VE para el día 11/02/2021 a la que hemos sido convocados a asistir, acompañando al Sr. Intendente de la Municipalidad de Villa la Angostura, Dr. Fabio Stefanni, en nuestro carácter de apoderados judiciales de la comuna accionante.
En razón de ello, solicitamos al alto Cuerpo que preside que para la contingencia apuntada se adopten las medidas de seguridad necesarias que garanticen la integridad física de quienes debemos hacernos presentes, así como también de los bienes del dominio municipal que oportunamente fueron otorgados en concesión al demandado”.
Un detalle que omitió poner la justicia y las “versiones periodísticas” es que la inspección ocular era en beneficio de la Comunidad Mapuche Paichil Antreao, por lo cual no había ningún argumento lógico para generar resistencia y disturbios. Nuevamente, se trata de una estrategia ya clásica: la estigmatización de los mapuche, sea lo que sea que hagan.
*Por Radio FM Pocahullo / Imagen de portada: Soledad Quiroga.
FUENTE: La Tinta