Hoy los tiempos anarcocapitalistas del nuevo gobierno, reeditan una vieja ambición de los factores más concentrados y reaccionarios del Poder Económico. Están desesperados los saqueadores del patrimonio público, con Caputo a la cabeza, aprovechando el delirio de Milei.
Por Claudio Lozano (*)
A 134 años de su conformación, el Banco de la Nación Argentina (BNA), vuelve a ser objeto de un intento más por su privatización.
Tal como lo pretendió la sangrienta Dictadura Militar de 1976, así como durante la oleada neoliberal del menemismo.
Hoy los tiempos anarcocapitalistas del nuevo gobierno, reeditan una vieja ambición de los factores más concentrados y reaccionarios del Poder Económico: capturar al BNA como un botín de guerra, a repartirse entre los nuevos saqueadores que arribaron al gobierno, así como sus secuaces, las facciones más voraces del capital financiero, tanto local como internacional, a costa de una Institución nodal del ordenamiento económico y social de la Argentina, que se creó en el marco de una crisis (la de 1891) y que fue clave tanto para el desarrollo económico y productivo del país a lo largo de su historia, como fundamental en los momentos de crisis, como lo fuera durante la reciente pandemia del Covid 2019, donde fue esta institución la que permitió, con sus 790 sucursales, llegar a todos los rincones del país, para brindar asistencia financiera a través del Ingreso Familiar de Emergencia, los programas de la Tarjeta Alimentar y Potenciar Trabajo, así como las distintas líneas de crédito (algunas a tasa cero) que se instrumentaron en el medio de la incertidumbre de la pandemia y el aislamiento obligatorio. Fueron los trabajadores del BNA, declarados esenciales, los que pusieron su cuerpo y su salud para que el Banco de todos los argentinos estuviese presente y activo en el momento más sensible de los últimos años.
Son los mismos trabajadores los que están hoy en estado de alerta y movilización frente al nuevo intento de transformar el capital social de todos los argentinos en un negocio privado de unos pocos sinvergüenzas, que con el aval del delirio presidencial para quien el Estado es una cueva de delincuentes, se frotan las manos de voracidad imaginando la concreción de fabulosos negocios, como el que se le sale por los poros al experto en timba financiera, que encabeza el Ministerio de Economía, el que nos endeudó por 100 años y fue artífice del endeudamiento ilegítimo y fraudulento con el FMI, el anti-Messi de las finanzas, Luis “Toto londra” Caputo.
Dependiente del Ministerio de Economía, donde el Drácula de las finanzas no descansa para chuparle la sangre a las empresas estatales, que en el marco del Mega DNU, están a tiro de privatización, llegan las noticias de reuniones con Fondos Buitres, viejos amigos de quien ocupa hoy el sillón de Hacienda, con quienes se adoctrinó en las oficinas de la JP Morgan, y a los que supo beneficiar con el pago de la deuda a principios de la gestión Macrista, y con los que hizo pingües negocios durante toda su gestión. Hoy parece que el turno le toca a BlackRock, viejo cómplice de artimañas del ministro, que acaba de juntarse con el incendiario que está en la Casa Rosada, Javier “Nerón” Milei.
Fuentes mediáticas no desmentidas por el Gobierno señalan ya la existencia de la contratación del estudio de abogados de Liendo, otro empleado del Poder Económico, que fuera creador junto con Domingo Cavallo de las privatizaciones de los noventa, para realizar un estudio sobre la “factibilidad” de transformar al BNA en una Sociedad Anónima, tarea por la que en 150 días cobrará nada menos que $ 63.000.000 a razón de $ 120.000 la hora declarada de “trabajo”, y donde la tarea principal consistirá en hacer un estudio del Mega DNU que posibilita la privatización, así como el análisis de otras experiencias de privatizaciones similares, de las que Liendo fue artífice. Es decir un mega contrato millonario para ver si es posible privatizar en base al DNU, que lo dice explícitamente, tomando en cuenta las frustradas experiencias anteriores. Porque, como señalé al principio, no es la primera vez que se plantea la privatización del Banco Nación. Un contrato que es en sí mismo una estafa, y que adelanta como un botón de muestra, el afano que pretenden realizar con todo el Banco Nación.
Unos pocos números dan cuenta del tesoro que estos piratas pretenden apropiarse: el Banco Nación hoy representa casi un cuarto de todos los depósitos del sistema financiero (23 %; y el 19 % del sector privado); es decir, es la institución financiera más importante en la captación de depósitos (ahorro local), que es justamente lo que pretenden apropiarse los buitres del gobierno y del exterior.
Al mismo tiempo y fruto de la brutal devaluación de Milei y Caputo, el resultado antes del pago de impuesto a las ganancias más que se duplicó en apenas un mes; pasó de un acumulado de $ 1.400.000 millones a nada menos que $ 2.900.000 millones. Es decir, que lejos de ser una institución deficitaria, que es el argumento preferido de los crápulas que quieren privatizar las empresas del estado, el Banco Nación es una entidad extremadamente rentable, a punto que el Rendimiento sobre sus Activos (ROA) alcanza 23,8 %.
Por eso están desesperados los saqueadores del patrimonio público, con Caputo a la cabeza, aprovechando el delirio de Milei y la expertise de guante blanco de Liendo, en el marco del DNU avalado hasta hoy por la Corte Suprema de “Injusticia”, para perpetrar un nuevo crimen contra la sociedad argentina: robarse el Banco Nación.
Defender al Banco Nación de estos crápulas es una de las tareas, entre tantas otras, de la tarea política de la hora.
(*) Exdirector del Banco de la Nación Argentina (enero 2020-agosto 2022) | Presidente de Unidad Popular.