Descubrimos al Monarca de la energía declarándole la guerra a una pequeña población no tan lejana. Como fue y cómo será tener luz en Argentina
Por Daniel Bracamonte
El Menemismo dio un gran salto en la privatización de las empresas estatales en los 90.Sin duda algunas de esas empresas eran inoperantes y ponerlas a brindar un servicio de calidad era casi imposible. El problema de alguna de esas empresas era su gerenciamiento, funcionaban con la torpeza burocrática de un Ministerio.
En ese cambio necesario sin duda había otra forma de volverlas eficientes, quizás el modelo de Aerolíneas Argentina o YPF, este último de factura mixta entre lo estatal y privado. Pero en el caso de las prestadoras de servicio eléctrico se pasó de un modelo estatal a la creación de dos grandes oligopolios.
La ley N° 24.065, de 1991 permitió privatizar la empresa estatal SEGBA, las tareas de distribución de la energía eléctrica en el Gran Buenos Aires fueron fragmentadas y cedidas a la empresas Edesur y Edenor por el Poder Ejecutivo Nacional, mediante el Decreto 1507/92.
Estas empresas tienen la concesión hasta el 2087 , es decir aun con desastres en el servicio como el del 16 de junio de 2019 a las 7.07, donde un apagón dejó sin luz a todo el país – con excepción de Tierra del Fuego – y afectó a Paraguay, Uruguay, Chile y Brasil, a raíz de una falla de Transener, que dejó fuera de servicio una línea de alta tensión, nadie puede tocarlas.
Sus contratos tienen muchas zonas oscuras que las defienden de juicios y en especial de la cancelación de sus concesiones. Algún fallo obligó ya hace años a la empresa a pagarle 7 mil pesos a familias por dejarlas sin luz 207 horas, sin duda nada preocupante para empresas que facturan miles de millones e imponen tarifazos como el de 3000 % en la época de Macri y cifras incalculables que se alumbran en la era Milei donde el techo de la tarifa eléctrica es impredecible.
En el presente el problema se vuelve aún más agudo, la desregulación licua las capacidades del ENRE limitando su accionar a ser informate de bajas de servicios, anulando la multa automática y sin supervisión alguna de inversiones pautadas en los contratos de concesión.
Como periodista elegi vivir en el Delta de Tigre para contrarrestar el agobio del teclado y la pantalla, con ese paisaje único del humedal. Pero si bien sufrí esa desconeccion de Edenor con sus usuarios en el pasado , hoy ser parte de una población abandonada durante 23 días sin luz y con el maltrato de quien se adjudica el derecho de calificar a la población como viable o descartable, supero mi estimación de la peligrosidad de estos grupos cuasi mafiosos e intocables.
Sobre las multas hay una curiosidad, las que son dirigidas al usuario son recurribles, las que van al tesoro no, o sea que transa política de por medio el verdadero afectado, el usuario, rara vez es realmente compensado, pero con un aporte a las finanzas de cualquier gobierno flaco en recursos todo está en orden.
Por otra parte estas empresas siempre estuvieron lejos de no depender de la inversión estatal, la capacidad de producción eléctrica se vio ampliamente incrementada por la puesta en producción de las represas en Piedra del Águila y Yacyretá, ambas con altos niveles de inversión estatal. Esto implicó una disminución del costo mayorista de la producción de electricidad. Es decir más electricidad más negocio para estos grupos indecentes.
Volviendo a mi Delta, esa población abandonada por EDENOR, dio y da una pelea digna contra este gigante aferrado a la máxima ganancia. Aquí no solo mostraron su inequidad e ineficiencia sino el desprecio por sus propios trabajadores que sumaron un fallecido en las tareas críticas de reparación del tendido que se transformó, en un revoltijo de cables y palos durante la última gran tormenta.
Por último el futuro próximo, la desregulación de tarifas y la falta de control estatal de la calidad de servicio, sumado a la nueva realidad climática, no deja otra perspectiva que una inestabilidad crónica del servicio eléctrico. tener luz , si se la puede pagar, ya no será garantía y menos si el usuario están en zonas marcadas como de baja rentabilidad. La libertad avanza y en ese camino se están robando nuestras lamparitas.
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