En un mundo cada vez más conectado, la alfabetización mediática digital se vuelve esencial. El avance de la Inteligencia Artificial ha generado nuevas problemáticas en la divulgación de noticias y contenidos falsos. A medida que nos sumergimos en el ciberespacio, debemos aprender a discernir entre la verdad y la desinformación, comprendiendo cómo funcionan las plataformas y los algoritmos que influyen en nuestras decisiones.
La aparición de la Inteligencia Artificial en nuestra vida cotidiana nos sitúa ante la necesidad de afrontar nuevas problemáticas. Una de ellas tiene que ver con el consumo de noticias y la divulgación, no solo de noticias falsas, sino también de imágenes y videos falsos. Esto representa un desafío aún más complejo que el que ya veníamos enfrentando, ya que ahora se multiplicaron los formatos y aumentó la rapidez en la que se produce este tipo de contenido. Para colmo de males, se tornará cada vez más difícil detectar qué artículo fue escrito por una IA y en cuál estuvo implicado el ser humano de manera directa.
Por lo tanto, es de suma importancia no solo trabajar para reducir la brecha digital, sino también dedicar tiempo a la alfabetización mediática digital. Debemos enfocarnos en cómo nos relacionamos con las diversas plataformas y tener plena conciencia de su funcionamiento. Frente a este escenario, se viene en Multiviral una serie de artículos y entrevistas que van a servir como punto de partida para abordar este complejo tema.
La difusión de este tema sé que será de gran utilidad, pero soy consciente de que va a resultar insuficiente si no se aborda la desinformación también desde el ámbito político. La viralización de noticias falsas atenta directamente contra la vida democrática de los países. En este año, marcado por las elecciones presidenciales, es imprescindible que los candidatos incluyan propuestas concretas en sus plataformas electorales que impulsen políticas públicas relacionadas con este tema.
Para situarnos en tiempo y espacio, es importante mencionar que hemos experimentado dos años (2020-2022) marcados por la pandemia y las prolongadas cuarentenas. Durante este período, nos hemos visto obligados a depender exclusivamente de las herramientas digitales como nuestro principal medio de comunicación con el exterior. Esta situación ha generado transformaciones significativas en nuestros hábitos de generación y consumo de contenido, aumentando considerablemente nuestra conexión digital.
La pandemia fue un golpe de realidad que puso de manifiesto nuestras debilidades en términos de alfabetización mediática digital. Nos vimos profundamente afectados por una gran proliferación de noticias falsas relacionadas con el Covid-19. En la actualidad, nos enfrentamos a un escenario similar con el avance de noticias falsas generadas mediante Inteligencia Artificial. Por lo tanto, es de suma importancia generar espacios educativos que aborden de manera integral los siguientes temas: Mecanismos de creación y distribución de contenidos, impactos de los medios de comunicación, derechos de las personas a la información y la libertad de expresión, responsabilidades de aquellos que utilizan, regulan y controlan los medios de comunicación, así como el diseño y el uso ético de las tecnologías nuevas y emergentes.
La UNESCO ha estado trabajando en este tema durante mucho tiempo y en su definición considera la alfabetización mediática digital como la “capacidad de una persona para acceder, analizar, evaluar y crear mensajes en una variedad de formas y medios». Esto abarca la habilidad de leer y escribir en diferentes formatos, desde noticias hasta publicaciones en redes sociales. Además, implica comprender cómo se crean los mensajes y cómo se transmiten a través de diversos medios.
Es notorio que existe un gran desconocimiento por parte de la mayoría de la población en relación a estos temas. Se sabe muy poco acerca de cómo está construida la arquitectura de Internet, lo cual es preocupante, especialmente si tenemos en cuenta que la web se abrió al uso comercial en 1989. Desde entonces, hemos interactuado constantemente en el ciberespacio y nos hemos expuesto al poder de los algoritmos, sin tener un conocimiento preciso sobre los efectos que estos tienen en nuestras decisiones. Hace muy poco comenzamos a comprender el modelo de negocio que subyace en estas plataformas. A pesar de ello, seguimos sumergidos en ellas sin poder generar un pensamiento crítico que nos permita discernir entre lo verdadero y lo falso.
La tarea es extremadamente compleja, especialmente si consideramos que debemos aprender sobre un escenario en constante evolución. Mantenernos actualizados y desarrollar nuestros anticuerpos ante el virus de la desinformación se vuelve aún más desafiante. La aparición de la Inteligencia Artificial agrega nuevos problemas, dejando en nosotros una sensación de saturación debido al flujo constante de información al que estamos expuestos. Además, debemos prestarle atención a espacios que a menudo se pasan por alto, como los chats de videojuegos, donde los jóvenes interactúan entre sí y también consumen información en muchos casos falsa.
Hasta hace poco tiempo, este tipo de análisis se limitaba a los medios tradicionales como la radio, la televisión y los diarios. En ese entonces, el mensaje era unidireccional y su alcance era limitado. Sin embargo, en la actualidad, hemos presenciado una ampliación de los canales de comunicación, donde los mensajes se presentan de manera personalizada, adaptándose a los gustos de cada receptor. Esto ha sido posible gracias al papel fundamental que desempeñan los algoritmos, encargados de mostrar en nuestra pantalla el contenido que mejor se adapta a nuestras preferencias, generando así una sensación gratificante que nos impulsa a permanecer en ese territorio digital que construimos a medida que navegamos.
La huella digital que vamos dejando mientras estamos en línea construye una radiografía de nuestros gustos y preferencias, la cual posteriormente es vendida a grandes empresas. Esto ocurre en el marco de una competencia feroz entre las empresas tecnológicas, que buscan captar nuestra atención y participación, dando lugar a lo que se conoce como el capitalismo de plataformas…
Fuente Multiviral