Tras nueve meses de incendios, asoman brotes verdes entre las cenizas del humedal

Para los ecologistas que recorren a diario las islas frente a Rosario, San Lorenzo y Puerto General San Martín, el rebrote de la vegetación «es un canto a la vida, un volver a renacer» después del desastre ambiental causado por los incendios.

Las quemas han mermado y hay islas de la zona donde rebrota la vegetación entre las cenizas

Mientras aún persisten focos de incendios en islas del Delta del Paraná, una incipiente vegetación comienza a brotar entre las cenizas del humedal, donde numerosas especies de fauna silvestre fueron diezmadas por las últimas quemas.

Para los ecologistas que recorren a diario las islas frente a Rosario, San Lorenzo y Puerto General San Martín, el rebrote de la vegetación «es un canto a la vida, un volver a renacer» después del desastre ambiental causado por los incendios.

«Si bien los focos se mantienen en lo profundo del Delta, las quemas han mermado y hay islas de la zona donde hemos visto cómo rebrota la vegetación entre las cenizas»,

dijo a Télam, Pablo Cantador, del Grupo ecologista El Paraná No se Toca.

Precisó que eso sucede por ejemplo, en Isla La Enramada, en zona de El Paranacito (cerca del legado Deliot); en isla Rosita (frente a San Lorenzo) y otras islas ubicadas frente a la ciudad de Rosario.

«Hay brotes y una pequeña cubierta vegetal que asoma debajo de especies como aromitos, ceibos y timbó, aunque todo lo que era semilla y que se encontraba abajo, no están, se quemaron todas», lamentó el ambientalista.

Hay brotes y una pequeña cubierta vegetal que asoma debajo de especies como aromitos, ceibos y timbó

Y agregó: «Algunos árboles también están brotando y otros se quemaron por completo. Hay un gran porcentaje de ceibos que empezó a brotar y que son los que más aguantaron el fuego».

El ecologista trazó luego un triste panorama en cuanto a la fauna que habita el lugar: «En la recorrida por todas estas islas, donde antes se veían no menos de 50 especies, ahora solo se ven 15».

«Tampoco hemos visto las aves que emigran todos los veranos, solo avistamos a dos especies, cuando por lo general ya tendrían que haber como ocho», subrayó.

Y dijo que aves laguneras y acuáticas como el chajá, desaparecieron junto con las lagunas. «No sabemos qué pasó con esas aves, al igual que los coipos (falsa nutria), que habitaban las márgenes del río. Escaparon o murieron por el fuego», aventuró.

Por otra parte, Cantador hizo referencia a la caza furtiva que se incrementó tras los grandes incendios: «Cazan y matan fácilmente a carpinchos y nutrias, porque los animales ya no tienen refugio en las islas», explicó.

En tanto, para Jorge Bártoli, conocido ambientalista santafesino, una de las causas por las cuales no se ven ahora tantas quemas «es porque ya no queda mucho por quemar. Las islas frente a Rosario se han quemado por completo», expresó.

En la recorrida por todas estas islas, donde antes se veían no menos de 50 especies, ahora solo se ven 15.

«Si alguien quisiera prenderles fuego no hay vegetación por quemar, pero lo positivo es que de entre las cenizas el rebrote verde viene asomando», afirmó.

Y añadió: «Quisiéramos creer que lo peor de la crisis pasó. Da la impresión que los controles, la actuación de la Justicia y este desfile de 50 imputados por los incendios en los tribunales tuvo un efecto disuasorio y las quemas han mermado».

No obstante, advirtió que el problema «seguirá existiendo en las próximas semanas y meses, porque sigue sin llover y el río Paraná sin crecer».

Finalmente, el licenciado en Ciencias Biológicas y director del Museo de Ciencias Naturales «P. Antonio Scasso», de San Nicolás, Jorge Liotta, dijo a Télam que entre el 2 y 8 de este mes, «la cantidad de focos detectados volvió a crecer, aunque sin alcanzar valores muy elevados (542, contra 441 de la semana anterior)».

«En lo que va de 2020 se registraron 37.108 focos de calor, y agosto último es hasta ahora el mes con mayor cantidad de focos: 15.882», reveló el especialista, en base a datos y observaciones obtenidas a través del seguimiento de un satélite de la NASA.

FUENTE: Télam

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